El olivo es endémico del Mediterráneo. Suelos ácidos o alcalinos no son un problema para él. Puede tolerar el tiempo caluroso y seco tanto tan bien como vientos calientes o fríos. Crece lentamente, pero vigorosamente. Puede alcanzar una edad respetable, así como brotar a partir del tronco, hasta si se corta o se quema.
Hay tres etapas en la vida de un olivo: infancia, juventud y madurez. En la infancia, el olivo crece sólo a partir de una raíz base, utilizando la mayoría de su energía en la formación del tronco. Esta etapa dura siete años aproximadamente. En su juventud, el olivo produce una segunda generación de raíces que aumentan en proporción con el número de troncos. La corona se ensancha con una o varias raíces dominantes, mientras que las raíces finas son profundas. Esta etapa puede durar sólo un año si acodamos el tronco. En la madurez, el olivo deja de producir raíces profundas y genera muchas raíces finas y superficiales. El tronco pierde su forma cilíndrica, mientras que la corteza pasa de lisa a rugosa y agrietada. A partir de ese momento puede vivir de 800 a 1000 años con una apariencia majestuosa.
EL OLIVO COMO BONSÁI
El punto débil del olivo en bonsái es su tolerancia al frío, porque produce muchas raíces finas que no soportan una helada prolongada. Las hojas sostienen temperaturas entre 6 y 8°C. Por ello en las regiones más frías es preferible acolchar el suelo o colocarlo en un lugar no calentado. Como suelo, utilizaremos una parte de Akadama, una de arena y una de turba. También es posible utilizar una parte de arena, una parte de abono compuesto de hojas y una de turba. Es muy aconsejable añadir una enmienda calcárea (Dolomita por ejemplo). El suelo debe ser poroso y capaz de preservar la humedad.
Cuidados
Trasplanta en primavera, retirando 1/3 de las raíces y eliminando las viejas hojas de. Esta acción realízala cada 2 o 3 años. Riégalo a gusto (dejando que la tierra se seque entre cada riego) pero sin exceso. No podemos darte una medida estándar porque la cantidad de riego dependerá de la luz, del viento, de la humedad y de la exposición. El olivo prefiere estar a plena luz.
Fertiliza con abono orgánico de descomposición lenta, pero utiliza un estiércol normal como para otros árboles. Es también importante añadir oligoelementos por lo menos una vez al año. Podemos utilizar un estiércol completo con oligoelementos o los oligoelementos mismos en forma de difusión lenta.
Todos los estilos, exceptuando Chokkan y Neagari, pueden ser utilizados. Pero no emplear Jin o Shari porque la madera se resquebraja y se pudre rápido. Los parásitos y enfermedades más comunes en los olivos son los pulgones verdes, las arañas rojas, la anthracnosis y la tuberculosis del olivo.